martes, 16 de octubre de 2018

HACIA EL DEJA VU ?

Esta semana el INDEC dará a conocer el índice inflacionario de septiembre, cifra que los consultores estiman en un 6 %. Será el mes del año con más inflación, superando el récord de agosto que alcanzó 3,9 %, según la medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. La inflación real acumulada este año podría llegar al 50 %; una enormidad que superó cualquier previsión, desde la extremadamente optimista del Banco Central de Sturzenegger con una proyección del 12 %, -que le siguió la casi inmediata corrección de Dujovne que la llevó al 15 %-, hasta los pronósticos más agoreros que situaban el incremento del costo de vida para este año en un 25 %. Con una inflación del 50 % y paritarias que en los mejores casos cerraron con aumentos del 25 %, hoy nos enfrentamos a un panorama que muestra la pérdida de un cuarto del poder adquisitivo de un asalariado en solo un año. El derrumbe de la economía por la abrupta caída del consumo es por esto. Un achique de liquidez excepcional que se suma al 15 % que se acumuló en 2016 y 2017. Para intentar reactivar la economía hay que recomponer salarios. Pero como se hace en momentos en que las ventas caen ? La única salida rápida es bajar la presión impositiva en quienes dan empleo, y que esa diferencia se vuelque a los sueldos. El gobierno es quien debe hacer eso. Sabe que puerta abrir para redistribuir intentando frenar la recesión. Lo que ahora está en discusión es que si la llave para abrir esa y otras puertas que lleven a soluciones a favor de la población todavía la tiene el gobierno o ya forma parte del llavero internacional del Fondo Monetario. Si es esto último, la puerta de la disminución impositiva para quienes producen y generan trabajo no se abrirá, y, además se cerrarán otras. La inflación es un problema para la gente y las administraciones provinciales y municipales. No tanto para el gobierno nacional que es el que recauda el IVA, y, si bien baja el consumo cuantitativo de productos el gasto por valor no desciende tanto y así se mantienen elevados índices recaudatorios sustentados por el impuesto al valor agregado. Otra medida de urgencia social sería bajar o eliminar el IVA a los alimentos básicos; pero eso, con el FMI bajando línea, no ocurrirá. En Argentina la suba de los precios es multicausal, aunque el precio del dólar es determinante porque dispara las devaluaciones. Pero también es un factor multiplicador de precios la suba de los combustibles, repetitiva desde que el gobierno desreguló el mercado hace un año. Acá aparece algo que demuestra que el gobierno enfrenta un encierro en un laberinto que en gran medida construyó quedándose en el medio mientras lo hacía. Es urgente y necesario recomponer los haberes y reactivar así el consumo. Si no se logra, 2019 tendrá muchos puntos de contacto con sufrimientos no tan lejanos. Hasta la próxima. Marcelo N. Mouhapé Furné.

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