domingo, 24 de diciembre de 2017

LOS AJUSTADOS DE SIEMPRE

En Argentina hay algo que nunca cambia: los que pagan el ajuste económico por errores de gobiernos anteriores y por el facilismo práctico e insensible de los administradores actuales que recortan. Los jubilados que hoy sufrirán una baja en sus haberes son los mismos que pagaron las fiestas estatales anteriores cuando eran activos trabajadores de la clase media. Hay que ser equitativos y memoriosos en el análisis de este tema. El sistema previsional está en crisis porque el gobierno de Cristina lo desfinanció al usar fondos de ANSES para programas que nada tenían que ver con el pago de haberes a los jubilados y a los pensionados. Pero para equilibrar este sistema el gobierno de Macri debió hacer muchas cosas antes de bajarle el sueldo a los que menos ganan. Si en las Reformas Tributaria (con media sanción) y en la postergada Reforma Laboral hay cuestiones positivas, en la Reforma Previsional el ajuste se impone por todo lo demás. Al cambiar la Ley de Movilidad, en marzo los jubilados solo tendrán un aumento del 5,7 % cuando con la anterior Ley sería del 12 %. Para ser gráficos en un sueldo de $ 10.000 en marzo la suba salarial con la nueva Ley será de $ 570 cuando con la anterior Ley su haber mejoraría en $ 1.200. Con esta Reforma Previsional, -eufemismo de Ajuste Jubilatorio-, en el incremento de haberes que van a tener en marzo los jubilados y pensionados perderán el 52,5 % del aumento salarial que les correspondía con la Ley de Movilidad Anterior. Los números son demasiado claros mostrando el perjuicio salarial a los pasivos, pero lo más grave es que afectará a personas que, antes de este recorte, ya venían cobrando la mitad de lo que cuesta vivir en un mes. El gobierno tenía muchos puntos donde tocar antes de ajustarle a los jubilados y pensionados. Entre ellos, volver a cobrarle retenciones a las mineras. -empresas de afuera que se llevan recursos multimillonarios en procesos que destruyen ecosistemas-; que paguen tributos los que más ganan con la especulación financiera, -los que insolitamente seguirán sin pagar impuestos porque no están incluidos en la Reforma Tributaria-; eliminar las Jubilaciones de Privilegio, -lo que si busca la gobernadora Vidal-, y el Ajuste Político. Como muestra del despilfarro de la clase política nuestra, sin comparar los resultados representativos de los políticos de ambos países porque la diferencia sería un escándalo que nos embroncaría aún más: en Argentina hay 700 mil políticos (uno cada 62 habitantes), y en Alemania hay 150 mil políticos (uno cada 546 habitantes). Otra diferencia enorme que existe entre los políticos germanos y los nuestros es la honorabilidad y la responsabilidad en el ejercicio de la función pública: hace cinco años, ante un rumor de estar vinculado en un acto de corrupción renunció el presidente de Alemania, mientras que en Argentina ex presidentes con prisión preventiva dictada eluden el accionar de la Justicia refugiándose en los fueros del Senado Nacional. Estuvo mal el gobierno anterior al desfinanciar el sistema previsional, y está mal que el gobierno actual le haga pagar los platos rotos de aquella pésima decisión administrativa a los jubilados, que son los eslabones más débiles del sistema porque no solo son los que menos ganan, además nadie los representa ni los defiende. Lo que ningún Argentino con sentido común quiere volver a ver es el triste espectáculo de agresiones físicas, a edificios institucionales y a bienes de particulares que hubo frente al Congreso y en otros puntos de la Capital Federal. Con el argumento de estar en contra de la Reforma Previsional hicieron vandalismo a discreción. Ahí no había jubilados que reclamaran por verse afectados tras trabajar durante gran parte de su vida. Esas criminales acciones las hizo gente entre los que seguramente encontremos a varios que al trabajo lo vieron a distancia, y deben ser castigados severamente. Junto a familiares, los jubilados y pensionados afectados por la Reforma Previsional salieron a rechazarla en cacerolazos que se realizaron con total normalidad. Ellos son gente que ha construido este país, por eso, aún indignados, no destruirían lo que les costó tanto edificar. Esta es otra realidad que al hacer el ajuste el gobierno debió considerar. Hasta la próxima. Marcelo Mouhapé Furné.

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