domingo, 6 de mayo de 2018

LA CÍCLICA CORRIDA VERDE

Otra vez la suba del dólar causó un terremoto en el país. El sismo cambiario se repite cíclicamente pero se acentuó en este 2018, año no electoral pero igual de campaña política, una característica cuasi única de nuestro sistema de representación institucional. El billete verde empezó el año con una cotización de $ 18,92, y el viernes cerró a $ 22,28, después que el jueves tocara el techo de $ 23,30. Para hacerlo bajar solo la cuarta parte de lo que aumentó, el gobierno tomó medidas. Sobre esto volveré después, pero no hay que perder de vista que en solo cuatro meses el dólar se incrementó un 23 %; demasiado. Por qué los Argentinos se refugian en el dólar para tratar de defender su capital ? Por desconfianza. Desconfiamos de todos nuestros gobiernos. En realidad desconfiamos de nosotros mismos, porque quienes llegan a gobernar surgen de nuestra propia sociedad y los elige la mayoría, no son alienígenas que bajan de un OVNI en la Casa Rosada. Igual hay que reconocer que hay cierta lógica en esa desconfianza, porque las barbaridades económicas que se han hecho en este país, -entre ellas el “cepo al dólar” durante la última parte del gobierno K, un espejismo que fomentó la elusión a través del mercado cambiario paralelo-, son únicas en cuanto a cantidad. No lo notamos tanto porque desde lo geo productivo Argentina es especial; la naturaleza nos proveyó de todo lo necesario para transformar a este país en “inhundible”. Tras cada golpe se cae y se levanta permanentemente, como un “punching ball”. En el “Martín Fierro” hay una frase que define el peligro que conlleva nuestra forma de ser: “si entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera”. En términos económicos de estos tiempos los de afuera son “los fondos buitre”. Según los especialistas, son uno de los grandes responsables de la disparada del billete verde. En diciembre, cuando Macri le quitó autoridad al Banco Central al modificar la estimación anual inflacionaria días después de aprobarse el presupuesto, a lo que siguió una previsión de baja en las tasas de interés para intentar bajar el alza del costo de vida, buscaron blindarse dolarizándose. Los “fondos buitre” son carroñeros que sacan hasta el último pedazo de carne a lo que encuentran para pasar al próximo banquete dejando solo esqueletos en el camino. Son de alcance mundial pero prefieren actuar en economías débiles, (debilitadas por la falta de confianza de los propios) como la nuestra donde pueden moverse sin restricciones, hacer grandes negocios y salir del país de golpe, como ya pasó; o cambian su criterio de cartera monetaria y provocan una corrida cambiaria como la de estos días. Este tipo de inversores son la calma que precede a la tempestad. Lo que un país necesita para crecer en serio son inversiones externas con horizonte de permanencia, que sumen a la generación de empleo y desarrollo económico que da la inversión nacional. Sobre las medidas anunciadas por el gobierno para hacer bajar el precio del dólar, me surgen dudas sobre el papel gubernamental en esta corrida cambiaria, ya que el estado central saca utilidades por la suba del billete verde. Un dólar más caro representa más dinero ingresante por exportaciones de commodities, y como los gastos estatales están en pesos y con paritarias con aumentos de solo un 15 % el saldo a favor para el gobierno será importante. Por efecto dominó, la suba del billete verde hace aumentar todo, y por el IVA el estado seguirá batiendo récords de recaudación impositiva. Y la frutilla del postre fue el anuncio de las “medidas anti suba del dólar”: la primera fue reducir la meta del déficit fiscal, lo que implica profundizar el ajuste en el estado. Uno no quiere pensar que el gobierno aplicó una receta maquiavélica provocando el alza del dólar para hacer los deberes que con el billete estadounidense quieto y la discusión tarifaria al rojo no podía hacer, pero es imposible obviar qué si la aprovechó, puesto que la administración Macri logró beneficios de caja y hasta políticos con esta corrida verde. Hasta la próxima. Marcelo N. Mouhapé Furné.

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