domingo, 14 de enero de 2018

INFLACION RECAUDATORIA

El ahora fidedigno INDEC hizo oficial lo que todos sospechaban: que la inflación de diciembre fue muy alta. En el último mes del año pasado tuvo un índice inflacionario del 3,1 %, el más alto de 2017, año en que el costo de vida se incrementó un 24,8 %. La inflación de 2017 superó en un 50 % la previsión que había hecho el gobierno en base a la meta del Banco Central: un 17 %. El papelón de ese pronóstico lo van a repetir este año, pese a la corrección de subir del 12 % al 15 % la meta de inflación que la gestión Macri hizo pocos días después de que aprobarse el presupuesto, -un acto administrativo poco serio-, porque la inflación real para este año rondará el 23 %, Y no será más, porque 2018 será un año tan recesivo como lo fue 2016, en donde el freno a la suba de precios lo va a poner la baja pronunciada de la demanda. El muy alto índice inflacionario de diciembre era lo que se esperaba, porque en el último tramo del año se sumó el impacto pleno de los tarifazos que el gobierno postergó o morigeró por las elecciones, y la suba constante del desregulado mercado de los combustibles, incremento que por su peso en el transporte tiene un efecto de aumento dominó en todo. Argentina es el único país donde aumentan los combustibles, tanto cuando sube como cuando baja el precio del petróleo en el mundo. Tarifazos más suba de un insumo básico con efecto multiplicador, el resultado da más inflación. Algo tan lógico como que el fuego se aviva cuando se le echa nafta. La discusión sobre la inflación en Argentina es como la lucha contra la propia inflación: inconducente. Es un flagelo que no tiene fin por varias cuestiones, entre ellas la histórica mala práctica comercial de remarcar para cubrirse ante cualquier eventualidad, sea ella real o imaginaria. Y en lo técnico, dos cosas en las que el gobierno que esté actúa como actor principal. Es la emisión monetaria sin respaldo la que genera la inflación. Pero en la Argentina no hay gobiernos que sepan administrar el gasto público sin emitir. El otro aspecto es el de la caja. Por el IVA cada producto que uno compra le significa un ingreso automático al estado. Cuanta más inflación hay más fondos ingresan a las arcas estatales. Por eso es qué ningún gobierno aplica planes reales para frenar la inflación; solo hacen maquillajes ligeros, puestas en escena para que la gente piense que hacen algo para beneficiar sus bolsillos, cuando el no hacer nada supone el gran beneficio recaudatorio estatal. Hasta la próxima. Marcelo N. Mouhapé Furné

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