domingo, 15 de julio de 2018

TODOS PARA UNO

En los niveles de gobierno donde el contacto directo con el pueblo no existe la prioridad no es el bienestar de la ciudadanía, sino el cómo perpetuarse en el poder para seguir priorizando los intereses propios. Para intentar lograr esto la estrategia operativa tiene un denominador común: “siempre todo es cuestión de plata”. En el tema musical “Pensar en Nada”, de León Gieco, hay una frase que dice “mientras diez ventanillas cobran, una sola es la que paga”. Esa relación ocurre entre el estado nacional y los gobiernos provinciales, y, por carácter transitivo, a los que más termina afectando este proceder es a los gobiernos municipales. La Nación es la gran recaudadora, y algo de lo que le ingresa,-a través de la coparticipación-, lo reparte a las Provincias; y estas, a su vez, hacen lo mismo hacia las Municipalidades. Ahora comenzará una negociación desgastante entre el gobierno central y el de las Provincias: “cómo aplicar el ajuste para cumplir con lo exigido por el Fondo Monetario a partir del préstamo dado al estado central por 50 mil millones de dólares”. Por ser el que reparte la gran torta el gobierno de la Nación tiene mas poder para negociar, pero para lograr el objetivo buscado eso debe reforzarse con política, que es el gran déficit de la gestión nacional “macrista”. Acá aparece lo de las bocas que cobran y la que paga llevado a la equivalencia de: “la boca que tiene y el reparto del ajuste para pagar lo que llegó”. El salvataje de 50 mil millones de dólares del FMI es para que el gobierno de Macri tenga fondos para completar su mandato. Pero lo recibido no es coparticipable; por ende, ni un solo dólar del Fondo Monetario llegará a los gobiernos provinciales. Pero sí las Provincias tendrán que achicar sus gastos para ayudar al gobierno central a devolver el dinero que solo vino en ayuda de él. Una versión egoísta de la máxima de los Mosqueteros: “Todos para uno (y uno para sí mismo)”. Pero, además de exigir a los gobernadores que ajusten, el gobierno nacional pretende pasarle gastos. A las administraciones de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la gestión Macri quiere transferirles el pago de los subsidios a la energía, -unos $ 110 mil millones al año-, que hoy la Nación le gira a la empresa mayorista de energía CAMMESA, para que esta los asigne a las distribuidoras EDENOR y EDESUR. El estado bonaerense debería hacerse cargo del pago de $ 90 mil millones de pesos, y la ciudad capital de $ 20 mil millones. Obviamente esto generó enojos de dos de los integrantes de la mesa chica del gobierno, -Vidal y Rodríguez Larreta-, con el propio Macri. Todo ajuste preocupa porque implica despidos y caída de la actividad económica general, ya muy deprimida. Pero como en el dominó, la ficha que más sufre es la última porque soporta el peso de las que le caen encima. Y como el gobierno de “Cambiemos” plantea este dominó de achique de gastos, la última ficha que más va a sufrir serán los gobiernos municipales. Las comunas dependen de ingresos locales y de la coparticipación provincial. Los municipios no pueden emitir y la suba de tasas tiene un tope lógico, pero si por el ajuste que la Nación le exige a las Provincias, a ese limitante de ingresos se suma una merma de la coparticipación interanual en relación al aumento real del costo de vida, el panorama económico para los gobiernos municipales pasará a ser asfixiante. El análisis del presupuesto 2019, -el primero que incluirá el ajuste pretendido por el FMI-, recién comienza. Hago votos para que prime la racionalidad, y que quienes negocien no se olviden de asegurar la sustentabilidad económica de las Municipalidades, que son el primer eslabón, -y en muchos casos el único-, de respuestas al vecino contribuyente. Hasta la próxima. Marcelo N. Mouhapé Furné.

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