domingo, 1 de julio de 2018

VOLVER A FOJA CERO

El título habla de una necesidad de comenzar de nuevo cuando las cosas no salen. Y es aplicable a todo. La selección Argentina de fútbol quedó eliminada del Mundial de Rusia a manos de un muy buen equipo: Francia. Al finalizar el partido en el mediodía del sábado, ahí también terminó el estado de gracia colectiva que cada cuatro años nos envuelve y nos une para apoyar a nuestro equipo representativo. Cómo no soy periodista deportivo no emitiré opinión sobre lo futbolístico de la campaña de la selección en el Mundial, pero no se puede obviar algo: “en la actividad que sea los resultados son consecuencia del modelo operativo que aplican sus organizaciones, cuya calidad depende de quienes las dirigen.” La Asociación del Fútbol Argentino es una vergüenza institucional. Lo que vino después de 30 años de una autocracia que no debió permitirse fue lamentable; elecciones fraudulentas, intervenciones encubiertas de los gobiernos nacionales de turno que embarraron más lo que ya venía enlodado, designaciones a dedo, étc, étc, étc. El manejo actual de la AFA es indefendible desde todo punto de vista. En lo económico totalmente irresponsable. Para que el actual técnico se haga cargo debió indemnizarse al anterior y al club donde Sampaoli estaba. Y en el contrato con cláusulas leoninas que firmó la AFA no solo se paga algo exorbitante para un país en crisis económica: 7 millones de dólares por año, sino que rescindirle el contrato tras el fracaso mundialista implicaría pagarle al entrenador un resarcimiento de 16 millones de dólares (al cambio de hoy casi 475 millones de pesos). Además, en la previa al Mundial hubo errores procedimentales y falta de seriedad en ciertos hechos públicos, incluido incumplir un contrato por un partido no jugado que casi generó un conflicto diplomático con Israel. Es obvio que el balance de los 15 meses de la gestión de Claudio Tapia al frente de la Asociación del Fútbol Argentino es malo, pero hay errores que vienen de antes de que el “Chiqui” llegara a presidir la AFA, -donde entró por la ventana a partir del acuerdo entre los presidentes de Boca, Angelici, y de Independiente, Hugo Moyano (suegro de Tapia)-, según asegura la prensa deportiva nacional entendida en la materia. Hace varios años que se perdió el trabajo formativo en la selección Argentina de fútbol, que tuvo su esplendor cuando a las juveniles las dirigía José Pekerman. El comandó un cuerpo técnico que formaba equipos de los que salieron muchos grandes jugadores. De hecho, los que hoy se denominan históricos en la selección que participó en Rusia provienen de esos tiempos de buen trabajo. No hay mal que por bien no venga, dice el dicho. La eliminación de la selección Argentina del Mundial debería hacer entender a los dirigentes que hay que cambiar la forma de manejar la AFA, que es el ente rector del fútbol Argentino. Sería saludable convocar a una asamblea urgente para buscar renovar la conducción a través de una elección transparente; y una vez que eso ocurra redefinir prioridades, sobre todo la de volver a centrar la atención en las formativas con un proyecto serio, como el que alguna vez hubo. "Los triunfos llegan cuando se corrigen los errores que provocan los fracasos." Hasta la próxima. Marcelo N. Mouhapé Furné.

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